Efectos de la luz solar sobre la piel.
Por Maria Graciela Guzmán Perera
La piel constituye la primera línea de defensa del organismo en contra de las agresiones del medio ambiente. Los daños causados por la luz solar, las radiaciones electromagnéticas, el calor, el frío, las sustancias químicas y los microorganismos son absorbidos o detenidos por la piel a fin de evitar daño a los órganos internos.
El sol, nuestra estrella radiante, sin la cual la vida sería imposible, emite radiaciones dentro de un gran espectro que va desde los rayos gama a la radiación infrarroja. Aquellas de longitud muy corta (menores a los 200 nm, rayos gama, rayos X y luz UVC (200-290 nm de longitud de onda), afortunadamente no son capaces de pasar la atmósfera terrestre íntegra. Son extremadamente peligrosas para los seres vivos pues inducen la formación de tumores malignos sobretodo de piel (Carcinoma basocelular, carcinoma epidermoide y melanoma).
La luz ultravioleta comprende la radiación de entre 200 a 400 nm, y consta de tres tipos de luz. Como antes mencionamos la UVC (200-290), que solo pasa en pequeñas cantidades la capa de ozono de la atmósfera, la UVB (290 a 320 nm) que alcanza la corteza terrestre cada vez en mayor dosis y la UVA (320-400nm) que alcanza la superficie terrestre en un 90 a 95%.
La UVB no penetra profundamente en la piel, sus efectos principales ocurren en las capas superficiales de la epidermis y sobretodo en la capa basal, donde las células cutáneas se reproducen. La radiación provoca la formación de foto productos (Dímeros de pirimidina) al chocar y causar fractura de las moléculas de DNA. A consecuencia de éste daño, se activan mecanismos de defensa como la oxidación de la melanina pre-formada y almacenada en la epidermis (bronceado), aparecen moléculas de choque, se secretan factores quimiotácticos inductores de inflamación y se induce la síntesis de moléculas que reparan el DNA. Gracias a eso podemos sobrevivir al daño durante muchos años, sin embargo los sistemas cutáneos defensivos no duran para siempre y finalmente comienzan a aparecer los tumores malignos así como trastornos pigmentarios causados por acumulación anormal y producción excesiva de pigmento por los melanocitos (manchas o lentigos). La luz UVB es responsable de las quemaduras solares y de la génesis de tumores cancerosos, los cuales se ven cada vez con más frecuencia y en personas más jóvenes.
Por su parte la luz ultravioleta A, penetra más profundamente provocando daño en las células capaces de producir proteínas estructurales de la piel (colágena y elastina), la inflamación, antes mencionada, favorece la aparición de enzimas destructoras de éstas proteínas (Metaloproteinasas). De aquí que la colágena y la elastina se rompan formando un material amorfo y poco útil llamado “Material de elastosis”. La piel se torna entonces flácida, atrófica, arrugada. Los vasos se dilatan dando lugar a telangiectasias (cuperosis), pierden la
elasticidad de sus paredes y con frecuencia se rompen dando lugar a hematomas. A esto llamamos foto envejecimiento.
Con todo lo anterior, podemos deducir que la exposición al sol tanto continua como intermitente a altas dosis, no solo predispone a la aparición de tumores malignos, sino que además envejece la piel en forma prematura.
El bronceado, que tan hermoso se ve, es el producto de un daño a la piel, no existe un bronceado “saludable”, no lo es ni el inducido por la exposición al sol y menos aún si éste se produce con focos que emiten luz UVA y que al paso del tiempo también emiten UVB. El riesgo de estar bronceado es alto y se paga caro a corto y a largo plazo.
Existen además enfermedades que se agravan con la luz solar, tal es el caso de padecimientos autoinmunes como el lupus eritematoso y la dermatomiositis, algunos trastornos genéticos como el xeroderma pigmentoso, por nombrar algunas. También la luz puede causar fenómenos de hipersensibilidad por si sola o potenciada por el uso de algunos medicamentos. Los enfermos trasplantados y todos aquellos que requieran de tratamientos inmunosupresores, son a largo plazo, una población en riesgo para desarrollar tumores cutáneos. Estos enfermos deben observar medidas de protección más estrictas.
Es importante entonces que despertemos la conciencia colectiva de protegernos contra la luz ultravioleta. Para ello es importante no exponerse en forma directa sin protección entre las 10 y las 16.00 p.m., cuando la intensidad de la radiación es mayor. El uso de sombrillas, sombreros, ropa, lentes y filtros solares (cada 3 horas) disminuirá con el tiempo el deterioro del órgano cutáneo
La Fundación Mexicana para la Dermatología recomienda atender las siguientes sugerencias:
1.-- Ropa: Para realizar actividades al aire libre se recomienda el uso de ropa de algodón, seda o fibras de tejido cerrado. Camisas de manga larga y pantalón o falda larga. Las telas oscuras brindan mejor protección. Recientemente han aparecido tejidos que proporcionan alto grado de protección anti solar, muchos de estos artículos pueden adquirirse en tiendas deportivas o por internet.
2.- Sombra: Estar bajo la sombra confiere aproximadamente un factor de protección siete. El uso de sombrillas, lonas y techumbres es recomendable en toda escuela, alberca, campos deportivos (sobre todo aquellos que puedan llevarse al cabo bajo techo). Las bancas de los futbolistas deberían estar techadas.
El uso de sombreros y gorras que cubran más de 7.5 cm por fuera del límite de la cara debería de ser obligatorio durante el recreo o ensayos al aire libre que requieran de mucho tiempo de preparación (homenajes a la bandera, tablas gimnásticas, etc.)
3.- El ojo es un órgano que se ve afectado en forma importante por la luz. El uso de lentes oscuros preservará la salud ocular. Los lentes deben estar certificados en cuanto a la capacidad para filtrar luz ultravioleta.
4.- Vidrios de ventana: En lugares muy soleados el solo uso de vidrios protectores puede evitar la penetración de luz ultravioleta B. No confiarse, utilizar filtro solar si se permanece mucho tiempo junto a una ventana grande o en el coche ya que los vidrios no polarizados dejan pasar la luz UVA
5.- Maquillaje: Las bases de maquillaje sin factor de protección agregado solo tienen un poder de protección muy temporal entre 3 y 4 de SPF. Existen algunos maquillajes que contienen filtros solares más efectivos, sin embargo no se puede confiar en el poder del maquillaje para evitar la penetración de la luz. Su uso se debe asociar con un filtro solar mayor del 15.
6.- El uso de filtros solares es recomendable diariamente antes de salir de casa, se aconseja una re-aplicación cada 3 horas y esperar 30 minutos antes de exponerse en actividades acuáticas o que produzcan sudoración copiosa. Aplicar la cantidad suficiente dependiendo de la región a proteger.
Enfatizar el filtro en áreas de calvicie, labios, orejas, hombros y dorso de los pies.
El factor de protección deberá ser mayor del 30 y se debe utilizar la presentación más adecuada para el tipo de piel. Consulte a su dermatólogo.
Se recomienda vigilar la fecha de caducidad del producto.
7.- Evitar el uso de medicamentos fotosensibilizantes, el uso de perfumes y cítricos si existe la posibilidad de exposición prolongada al sol.
8.- Los programas de trasplantes deben incluir fotoprotección y evaluación dermatológica periódica, ya que éstos enfermos son de alto riesgo para el desarrollo de neoplasias cutáneas.
9.- Evitar la exposición prolongada en días nublados, ya que la radiación ultravioleta atraviesa las nubes. Las nubes no protegen contra las quemaduras, por lo que se debe usar la misma protección en los días nublados.
Sobre la autora:
Dra. Maria Graciela Guzmán Perera
Medica Dermatóloga
Expresidenta de la Fundación Mexicana para la Dermatología