Sus historias son fuente inagotable de inspiración para científicos, investigadores y ávidos exploradores espaciales, como Yuri Gagarin, el pionero astronauta que en una ocasión comentó que fue Verne el que hizo que se decidiera por la astronáutica. ¿Cómo las obras de un hombre del siglo XIX siguen formando el espíritu de nuevas generaciones de astrónomos?
Julio Verne nació el 8 de febrero de 1828 en Francia, viviendo el instante en el que la ciencia y la industria estaban en pleno florecimiento por el ambiente político creado bajo el régimen de Napoleón III, quien además de respaldar la fundación de la Facultad de Ciencias y la Escuela Politécnica en París, estableció premios y concursos orientados a los nuevos logros y mejoras en el campo tecnológico, permitiendo así el ascenso de una nueva generación de científicos.
Este entorno aunado a su imaginación y a su espíritu de libertad, dieron como fruto su inmersión hacia una nueva literatura, que nace por la necesidad de divulgar todos los avances en la ciencia; pero más que solo dar a conocer nuevos conocimientos, él emitía en cada obra su amor hacia la exploración y la libertad.
Así, al hacerse cada vez más conocido, los propios científicos y aventureros entablaban amistad con él, iban a visitarlo y le contaban sus últimos descubrimientos geográficos, geológicos, físicos y astronómicos; con los cuales su agudeza lo llevó a escribir entre otras cosas sobre el espacio, viajes aéreos y submarinos eléctricos antes de que se inventaran, y antes de que se desarrollaran formas de llegar más allá de la Tierra.
Una de sus novelas más famosas y que más tarde inspiraría al director de cine Georges Méliès para filmar su obra clásica fue “Alrededor de la luna” o "Autour de la Lune", una lectura imprescindible para los amantes del universo en la cual narra la aventura de tres exploradores que viajan a la luna en una bala de cañón hueca. De hecho, el tiempo que tardan en ir de la Tierra al satélite natural es prácticamente el mismo que luego las naves Apolo tardaron en llegar. Además, el escritor acentúa que habría que disparar la bala lo más cerca posible del ecuador, cosa que hoy en día también sabemos.
Ese tipo de aplicación de razonamientos y pensamientos científicos son las que se encuentran en las obras, al igual que el uso de mapas. Todos los libros tienen un fondo geográfico que incluye mapas, dibujados por el mismo Verne, con el fin de que el lector visualice y recorra la ruta de los protagonistas.
Así, las dificultades y aventuras con las que tropiecen cada uno de los personajes tendrán también una feliz solución... científica.
JULIO VERNE / POR VERANIA ECHAIDE